Entre un selecto modernéo con muchas cámaras de fotos, tan caras como la letra de un coche, para retratar el más mínimo pestañeo del músico, el profesor Locovich se acercó a ver a Jacco Gardner a la sala La Boite.
Como en otros tantos eventos, la hora de la entrada fue un mero formalismo de innecesario cumplimiento. Al contar con ello, llegué justo cuando empezaba el concer. Tras un breve periodo en que me intenté adentrar en el público, logré hacerme hueco, entre gente guapa a la última moda, obteniendo un buen lugar para escuchar a este jovenzuelo holandés.
Desde un primer momento creó, con su órgano, unas atmósferas que se acompasaban perfectamente con una base rítmica muy muy buena. El sonido genial y su voz (a veces susurros) perfecta para una música que te hace comenzar la semana con muy buenas sensaciones. No hubo un solo bajón en el concierto y los últimos temas me dejaron alucinado.
Como no creo necesario adjuntar diez grupos en los que se basa su música (los cuales tampoco podría citar porque los desconozco), he de decir que si algún día pasa cerca de vuestro hogar este muchacho, no dejéis de ir a verlo. Ramoneros solo tuvo que pagar 10 euros por ello.
Durante los próximos días, en el momento que escuche cualquier tontería (muy a menudo en una ciudad como esta), inmediatamente me enchufaré en mis machacados oídos cualquiera de los temas de su primer Lp. Un Lp, que por cierto, había agotado y no pude comprar...mecachis!!
Este tema fue el último antes del bis. No sé a vosotros, pero a mí fue uno de los que me dejó con la boca abierta...
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